Casa de Oficios y Caballeros.
Su función era la del mantenimiento y administración del Real Sitio. Eran los alojamientos del servicio del palacio, séquito de la corte y sus ministerios. Sus bellos soportales abren hacia el lateral occidental de la plaza de San Antonio y el oriental de la Plaza de Parejas. Aunque ambas construcciones aparecen unificadas responden a distintos momentos. La Casa de Oficios fue proyectada por Juan de Herrera (1584) sobre unas trazas de proyecto de Juan Bautista de Toledo , durante el reinado de Felipe II, prolongándose su construcción durante el siglo XVII. Durante el siglo XVII, bajo el reinado de Carlos III, se daría el impulso definitivo a las obras concluyendo la Casa de Caballeros. A tal fin se encarga la dirección de las obras a Santiago Bonavía culminándola Jaime Marquet.
El edificio se articula en torno a dos patios cuadrados y está compuesto por dos alturas de planta rectangular con fachadas de ladrillo visto, cajones de mampostería y lajas de pizarra para la cubierta. El piso inferior presenta una galería compuesta por arcos de medio punto rebajados y pilastras, sobre la que se asienta una terraza corrida por toda la planta superior. De los dos patios que estructuran el edificio, el de menor tamaño es el de Oficios, situado al norte del conjunto.
A partir del siglo XIX el edificio sería destinado a usos administrativos, lo que obligaría a realizar diversas reformas, siendo especialmente significativas las que se acometieron tras el derrumbamiento del ala norte de la Casa de Oficios en el transcurso de la Guerra Civil.