Fuente de la Boticaria.
Nada más entrar al Jardín a través del puente en rampa y frente a un paseo arbolado de más de 300 metros, se encuentra la Fuente de la Boticaria. Situada junto al dique alto del Tajo, tiene vaso circular y en su centro presenta las figuras de dos niños que sobre una especie de caja mientras uno sostiene y otro presiona un gran émbolo, por donde fluye un chorro del agua.
En alusión a esta «jeringuilla» se la conoce popularmente como fuente de La Boticaria. Estas dos figuras se alzan sobre un promontorio rocoso al que flanquean cuatro peces fabulosos vertiendo agua por sus bocas mientras sostienen sendas piletas en forma de conchas.
Existe una orden de Felipe IV en 1656 para que se colocase una fuente o estanque donde entonces terminaba la isla. En 1729 Felipe V decidió formar allí un parterre sobre fuertes muros de contención, a modo de mirador sobre el Tajo, derribando la pared que limitaba la isla y dejando el paso a Picotajo dentro del Jardín. Este apéndice del Jardín se llamó La Isleta.
Otoñal. 1910.
Santiago Rusiñol Prats – Óleo sobre tela. Museo Nacional de Bellas Artes. Buenos Aires (Argentina).
Aunque ya estaba contemplada entre 1731 y 1737 en el proyecto con siete estanques de los arquitectos e ingenieros franceses Esteban Marchand y Leandro Bachelieu*, data de 1807. Es obra del escultor Hermenegildo Silici y hasta 1889 estuvo en los jardines de El Príncipe, próxima a la Casa del Labrador. Aunque es de estilo italiano, realmente hablamos de un arte arquitectónico sometido a demandas más amplias que las estrictamente italianas.
Detalles de la fuente
(*) Predecesores en el cargo de director principal de las obras reales a Santiago Bonavia.