Madrid-Aranjuez: segunda línea férrea de la España peninsular.
Una breve introducción
Cuando hablamos de la primera línea férrea de España generalmente pensamos en la Barcelona-Mataró, abierta en 1848 y aún en uso. Aunque realmente deberíamos decir que esta línea fue la primera de la España peninsular, ya que que 11 años antes (10 de noviembre de 1837) se inauguró en Cuba, entonces provincia española, el ferrocarril La Habana-Bejucal-Güines que fue la primera línea ferroviaria de Cuba, España e Hispanoamérica.
El ferrocarril Madrid-Aranjuez
Como era de esperar, la explotación de las líneas férreas creció a pasos agigantados y éstas fueron multiplicándose convirtiendo Aranjuez en un importante nudo ferroviario, este tráfico ferroviario, tanto de viajeros como de mercancías, hacen necesaria una estación por mucho que el apeadero existente fuese un palacio. Esta primera estación se ubicó frente a la Plaza de Armas del Palacio Real y disponía de un ramal privado para la Corona que acababa en la Puerta de Damas del Palacio Real. Como muchas otras estaciones término de trayecto se construyó en forma de «U» pero el desarrollo por la MZA (Compañía de los Ferrocarriles de Madrid-Zaragoza-Alicante) durante el s.XIX de la línea Madrid-Almansa sumió la estación en la obsolecencia al crearse un triángulo de vías que comprometían su operatividad. Tan graves eran estos problemas que los trenes expresos no entraban a la estación original, pasando directamente por la vía general del triángulo.
El apeadero de Las Infantas
Tras la inauguración del ferrocarril Aranjuez-Madrid en 1851, se proyectaron e inauguraron los tramos ferroviarios: Aranjuez-Tembleque (12 septiembre de 1853), y el Aranjuez-Alicante (15 de marzo de 1858). Este crecimiento tuvo como consecuencia la construcción de nuevas estaciones y apeaderos en pedanías y unidades poblacionales pertenecientes a Aranjuez; como Algodor y Las Infantas. En 1870, a unos 8 km. de Aranjuez se levantó en la finca de Las Infantas un apeadero, que contribuyó en gran medida a que se fuera creando un núcleo de población que posteriormente se constituyó como pedanía. Esto hizo construir, alrededor de 1920, un edificio más de acuerdo con el servicio requerido y que es el que actualmente conocemos como «Estación de Las Infantas».
Este edificio se diseñó con unas características arquitectónicas similares a las del Puente de Toledo, situado justo en la salida de la actual estación de Aranjuez. El edificio de Las Infantas es una casona de planta rectangular con dos alturas y cubierta a dos aguas. La planta superior estaba destinada a dos viviendas para ferroviarios y contaba además con un edificio anejo para los aseos de viajeros. La pérdida de población y las reestructuraciones de las líneas ferroviarias han llevado al abandono de dicha estación.
La llegada del tren a Aranjuez. Fragmento de la película «El Marqués de Salamanca» (1948) dirigida por Edgar Neville.