Madrid-Aranjuez: segunda línea férrea de la España peninsular.

Una breve introducción

Cuando hablamos de la primera línea férrea de España generalmente pensamos en la Barcelona-Mataró, abierta en 1848 y aún en uso. Aunque realmente deberíamos decir que esta línea fue la primera de la España peninsular, ya que que 11 años antes (10 de noviembre de 1837) se inauguró en Cuba, entonces provincia española, el ferrocarril La Habana-Bejucal-Güines que fue la primera línea ferroviaria de Cuba, España e Hispanoamérica.

Al tiempo que se construía la línea Barcelona-Mataró, se estaban construyendo también las de Madrid-Aranjuez (1851) y Langreo-Gijón (1852). En Andalucía, el 23 de septiembre del año 1829 ya se había publicado una Real Orden que aprobaba la construcción de un Ferrocarril entre Jerez de la Frontera y El Portal. Esta iniciativa por problemas económicos y falta de apoyo municipal no pudo llevarse a cabo hasta 1854 cuando se inaugura una línea entre Jerez de la Frontera y el puerto del Trocadero, en Puerto Real con el objetivo de transportar las botas de vino y embarcarlas con destino al Reino Unido. El 20 de diciembre de 1854 se inauguró la linea Valencia-Játiva y entre 1852 y 1866 se construyó el ferrocarril Alar-Santander, primera línea de largo recorrido (139 km) de España, con el fin de llevar al puerto de Santander el grano y harinas que llegaban hasta Alar del Rey a través del Canal de Castilla. A partir de este periodo la expansión del ferrocarril en España, entonces en manos de empresas privadas, tuvo un gran auge: Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (1856), la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España (1858) o la Compañía de los Ferrocarriles Andaluces (1877). Esta situación se mantuvo sin grandes cambios hasta la Guerra civil en 1936, conflicto en el que se dañó gravemente la red ferroviaria española e hizo necesaria una gran reestructuración de la red ferroviaria que dió origen a la actual RENFE.
Puente sobre el canal
Después de este preámbulo volvamos a Aranjuez, la segunda linea en territorio peninsular. Aranjuez posee un gran legado ferroviario que comenzó mediante el tren de su majestad la reina Isabel II, a quien el Marqués de Salamanca convenció de la rentabilidad del proyecto. El servicio ferroviario en aquel momento era exclusivamente para la Corte española y llegaba hasta las inmediaciones del Palacio Real de Aranjuez, por lo cual en su primer viaje no había estación alguna, aunque Aranjuez haya contado posteriormente hasta un total de seis. El día de la inauguración, un frío 9 de febrero, a las 12:20 y a golpe de silbato salía la locomotora la madrileña Estación del Mediodía (actual Atocha) y en cincuenta y cuatro minutos recorrió los casi 50 kilómetros que la separan de Aranjuez. Un logro para la época, entonces no existía medio más eficaz que el ferrocarril y el objetivo de esta línea era llegar hasta las costas españolas.

El ferrocarril Madrid-Aranjuez

Vagón de Isabel II
Exterior e interior del vagón de la reina Isabel II.
En los primeros años este tren realizaba diariamente 3 viajes en los que se transportaban hasta 690 personas en cada uno de ellos. Según la capacidad económica de cada pasajero se podía optar por diferentes clases con diferentes tarifas, desde los 4 reales que costaba el pasaje en cuarta clase, hasta los 20 reales que había que pagar por el de primera. Pasados unos años, dicho tren, al dar salida hacia Madrid los productos de la huerta de Aranjuez, se le comenzó a llamar el Tren de la Fresa. Otra consecuencia de este ferrocarril que se mantiene desde su inauguración, es que Aranjuez se convirtió en la vía directa hacia el sur de la península.

Como era de esperar, la explotación de las líneas férreas creció a pasos agigantados y éstas fueron multiplicándose convirtiendo Aranjuez en un importante nudo ferroviario, este tráfico ferroviario, tanto de viajeros como de mercancías, hacen necesaria una estación por mucho que el apeadero existente fuese un palacio. Esta primera estación se ubicó frente a la Plaza de Armas del Palacio Real y disponía de un ramal privado para la Corona que acababa en la Puerta de Damas del Palacio Real. Como muchas otras estaciones término de trayecto se construyó en forma de «U» pero el desarrollo por la MZA (Compañía de los Ferrocarriles de Madrid-Zaragoza-Alicante) durante el s.XIX de la línea Madrid-Almansa sumió la estación en la obsolecencia al crearse un triángulo de vías que comprometían su operatividad. Tan graves eran estos problemas que los trenes expresos no entraban a la estación original, pasando directamente por la vía general del triángulo.

Mosaicos de Mario Maragliano en la estación de Aranjuez.
En 1908 se construye en la vía de cierre del triángulo, una estación con vocación provisional hasta que fuera posible levantar un edificio para una estación definitiva, la que conocemos hoy en día. El proyecto de la estación actual se aprobó el 4 de agosto de 1923, no hay referencias acerca del arquitecto, pero suponemos que fué Narciso Clavería a quien debemos otros muchos edificios ferroviarios. El Edificio de estilo neomudéjar es una nave de planta rectangular de 81,20 por 13,80 metros con un cuerpo central más elevado que el resto que alberga la entrada principal y el vestíbulo. Dispone de tres andenes comunicados por un paso subterráneo y decorados, al igual que el vestíbulo, con mosaicos de Mario Maragliano.
Actual estación de ferrocarril de AranjuezActual estación de ferrocarril de Aranjuez.

El apeadero de Las Infantas

Apeadero de Las Infantas

Tras la inauguración del ferrocarril Aranjuez-Madrid en 1851, se proyectaron e inauguraron los tramos ferroviarios: Aranjuez-Tembleque (12 septiembre de 1853), y el Aranjuez-Alicante (15 de marzo de 1858). Este crecimiento tuvo como consecuencia la construcción de nuevas estaciones y apeaderos en pedanías y unidades poblacionales pertenecientes a Aranjuez; como Algodor y Las Infantas. En 1870, a unos 8 km. de Aranjuez se levantó en la finca de Las Infantas un apeadero, que contribuyó en gran medida a que se fuera creando un núcleo de población que posteriormente se constituyó como pedanía. Esto hizo construir, alrededor de 1920, un edificio más de acuerdo con el servicio requerido y que es el que actualmente conocemos como «Estación de Las Infantas».

Este edificio se diseñó con unas características arquitectónicas similares a las del Puente de Toledo, situado justo en la salida de la actual estación de Aranjuez. El edificio de Las Infantas es una casona de planta rectangular con dos alturas y cubierta a dos aguas. La planta superior estaba destinada a dos viviendas para ferroviarios y contaba además con un edificio anejo para los aseos de viajeros. La pérdida de población y las reestructuraciones de las líneas ferroviarias han llevado al abandono de dicha estación.

La llegada del tren a Aranjuez. Fragmento de la película «El Marqués de Salamanca» (1948) dirigida por Edgar Neville.