La industria textil en Aranjuez.

La industria textil de Aranjuez es una tradición que viene de antiguo, la primera instalación de la que tenemos noticia es la Real Fábrica de Hilazas de Seda en el siglo XVIII. El conde de Floridablanca mandó instalar una máquina modelo en el Real Sitio de Aranjuez, eligiendo la Casa de Vacas como mejor ubicación, por una Real Orden de 7 de febrero de 1788 se llevan a cabo las obras de reparación en la Casa de Vacas y el Campo Flamenco para aumentar las habitaciones destinadas la cría de gusanos de seda. En la dehesa de Campo Flamenco se habían hecho plantaciones de álamos negros y moreras de las que recoger los capullos para el hilado de seda.

La Cintera Aranjuez
Cintera Moreras
Fábrica trencillas

Floridablanca hace venir a personas de diferentes regiones españolas con tradición manufacturera para que trabajasen las sedas que habían producido los gusanos de Aranjuez. De julio a octubre trabajan aquí según el método Fontenelle*. La idea era que éstos una vez instruidos en las maniobras de su método, enseñaran a otros para después establecer nuevas fábricas. De esta manera se quería que en un plazo de ocho años aproximadamente se extendiera por toda España. Fontenelle se instaló en Madrid en 1787 y aunque en sus memoriales hace referencia también al Real Cortijo de San Isidro, no existe documentación que avale la existencia de explotaciones de seda en este lugar.

Membrete Peña Villarejo
Membrete Barbado

En 1840, Domingo Peña Villarejo, una figura destacada del mundo del trabajo madrileño, senador, diputado provincial y pre­sidente del Círculo Mercantil establece una fábrica de trencillas de seda y lana, única en su género, pero que era un ejemplo de supervivencia de una manufactura textil de lujo en clara decadencia.

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La nueva industria textil. Fábricas de Tejidos Elásticos, Cintas, Trenzas y Cordones.

A principios del siglo xx, Aranjuez aparece como uno de los núcleos industriales más prósperos de la provincia. El crecimiento demográfico registrado en la última década, que le permitió empezar el siglo con 12.670 habitantes, la buena comunicación ferroviaria con la capital y su tradicional riqueza agrícola, hacían de esta localidad un lugar idóneo para la inversión económica y la instalación de nuevas industrias. En Aranjuez existieron unas fábricas textiles conocidas como «Las Cinteras», carretes de goma, seda y algodón constituían la materia prima de la fabricación. Para su obtención, el proceso se iniciaba con el «desbanco» o devanado de la madeja original colocada en el centro de una máquina cuya rotación iba llenando los carretes depositados a su alrededor y que más tarde pasaban a los telares y a otras máquinas de confección.

En 1899 la firma del Real Sitio pasa a ser Sobrinos de Peña Villarejo y experimenta un notable avance técnico tal y como se muestra en su stand de la Feria de Industrias Madrileñas de 1907 donde reproducen un pequeño taller de fábrica como reclamo publicitario.

Pabellon Feria de Industrias

Con el avance del siglo, la mejora y diversificación del producto y las necesidades de un consumo cada vez más popular favorecieron la revitalización del ramo, como muestra la inauguración en 1920 de otro establecimiento en Aranjuez dedicado a la misma pro­ducción. El nuevo establecimiento, propiedad de Antonio Barbado, se instala en la Huerta de Secano, entrando por la calle Moreras. A los pocos años la fábrica es comprada por los propietaríos de Sobrinos de Peña Villarejo que trasladaron su actividad cerrando la antigua Cintera de la calle Valeras.

Empleados de "El Tajo"

Los promotores de la fábrica “El Tajo” fueron los hermanos Enrique, José y Esperanza Albert, originarios de Cataluña. Con la llegada del metro a Hospitalet y la mejora de comunicaciones que representaba, decidieron trasladar la «Fábrica El Tajo» de Aranjuez al barrio de San José de Hospitalet entonces muy despoblado. Muchos trabajadores de la fábrica de Aranjuez se desplazaron con la empresa y en gran parte, se instalaron en ese barrio.  Aunque la construcción de este nuevo emplazamiento en Cataluña comenzó en 1926, la actividad industrial propiamente dicha se inició en 1928.

Durante la Guerra Civil, la Cintera funcionó fabricando uniformes para el ejército, recuperando en la posguerra su actividad habitual. La producción registrada en 1949 rondaba los dos millones de metros de cintería y cordonería. Registrada por la Cámara Oficial de la Industria de la Provincia de Madrid en el catálogo de las más importantes industrias de la Provincia de Madrid. En 1950, la fábrica, bajo la denominación de Hijos de José Rugarcía y Compañía, figuraba como una de las más importantes de la provincia en la producción de cintas, tren­zas, cordones y tejidos elásticos, con un censo obrero de 111 personas. Su cierre, una década más tarde, tuvo importantes repercusiones en las familias obreras que dependían económicamente de la fábrica.

(*) Fontenelle fue un hombre con una cabeza dotada para las matemáticas y la técnica, cualidades que le permitieron diseñar una máquina para hilar la seda y montar su propia fábrica de hilazas. Según nos indica su expediente, perfeccionó el método de hilado del capullo de seda inventado años antes por el ingeniero y mecánico francés Jacques Vaucanson (1709-1782). Este, además del torno, inventó una bomba hidráulica y perfeccionó numerosas herramientas y autómatas.