La industria conservera en Aranjuez.
Las conservas tal y como hoy las conocemos llegaron a España en 1840 con el naufragio frente a Finisterre de un velero francés. Existían ya otros métodos de conservación como la salazón, el ahumado, la conserva en azúcar o vinagre. Pero todos estos procedimientos conservaban los alimentos por poco tiempo y con escasas garantías.



Hacia 1900 se sustituye la fritura de los alimentos en conserva por la cocción a vapor, lo que abarata sensiblemente el proceso, y se populariza en todo el mundo el nombre del “sistema de cocción español”.


Y también a principios del siglo XX, Aranjuez aparece como uno de los pueblos más prósperos de la provincia. El sistema antiguo de molinos y aceñas que jalonaban el Tajo, dejaba su lugar a instalaciones mayores que pronto se convertirían en magníficas fábricas de harinas y de producción eléctrica.
Si añadimos a estas circunstancias la rica huerta de la que Aranjuez es poseedora, el sector de la alimentación fue el gran estímulo de la producción local y dentro de este, uno de los elementos esenciales del patrimonio industrial del Real Sitio, fue la industria conservera.







Ya en 1920 tenemos referencias gráficas de las conserveras de Aranjuez, un magnífico ejemplo es la preciosa chapa de estilo modernista litografiada en relieve de conservas Banegas. Esta producción no solo se limitó a los productos vegetales como podemos ver en algunas de estas imágenes.




Aquí hemos querido hacer un recorrido gráfico por los elementos que identificaban algunas de estas conserveras. En la publicidad y las etiquetas de una gran parte de ellas se recogen elementos recurrentes que reconoceremos sin duda alguna como el Palacio Real o el Puente de Barcas.


