Fiestas de Aranjuez - Año 1971.
Mientras se recrudece la guerra de Vietnam y en la Palma entra en erupción el volcán Teneguía, Pedro Carrasco se proclama campeón de Europa de los pesos superligeros y mundial en la categoría de peso ligero. La selección española dirigida por Ladislao Kubala, disputa su único partido oficial en territorio ruso con Iribar en la portería; Gallego, Benito, Tonono, Claramunt, Churruca, Sol, Uriarte, Violeta, Rexach y Amancio. En Aranjuez estrenamos alcalde, inauguramos el Museo Real del Traje y como preludio de las fiestas del Motín celebramos en agosto el Día de la Provincia. Todo eso, esperando que los «Covers» nos deleitaran con su música rock.
Tenemos nuevo alcalde.
Las de 1971 son las primeras Ferias y Fiestas del Real Sitio que organiza el Ayuntamiento presidido por Antonio Clavet Fernández-Victorio, que accedió al cargo allá por el mes de enero y que en su primer saluda festivo avanza que «el norte» de su actuación «va a estar dirigido a desarrollar, a revitalizar, todos y cada uno de los sectores económicos de la población» Sin embargo, ese desarrollo estaba condicionado por las «bellezas naturales, históricas y artísticas» con que cuenta Aranjuez, que no son pocas y «que le han hecho famoso y conocido en el mundo entero».
«No podemos por ello consentir, que un desarrollo anárquico, mal encauzado y sin visión de futuro, convierta nuestra maravillosa e impar población en un caos», sentenciaba el flamante alcalde en su primera alocución a la población ribereña.
El objetivo de Antonio Clavet y de la nueva Corporación Municipal era claro, según su primer saluda oficial en un programa de fiestas: » … ese Aranjuez cada vez más grande, cada vez más rico, cada vez más próspero, pero siempre tan maravilloso, que todos tan justificadamente anhelamos».
Verbenas, fútbol, piragüismo, toros y Festivales de España.
Ya en el ámbito festivo, el alcalde Clavet hacía referencia a las «ya famosas verbenas de la Casa Atarfe», a una feria taurina de «categoría verdaderamente excepcional», a un buen puñado de actividades deportivas que iban del futbol al piragüismo, pasando por el tiro, los karts y el boxeo, y a la organización de unos Festivales de España que iban a tener «el marco que corresponde a su rango artístico: el Patio de Armas del Palacio Real».
Los ribereños se afanaban en sus quehaceres durante los días previos a las fiestas, aunque bien es cierto que con la mente ya puesta en los fastos preparados para los primeros diez días de septiembre.
Ya lo avanzaba el alcalde en su saluda: en aquel!as ferias de septiembre Aranjuez contaría con un destacado programa taurino, digno de la Plaza de Toros de la ciudad, a la que contemplan más de dos siglos y miles de faenas para el recuerdo. Así quedaba reflejado en aquel cartel festivo, de tendencia picassiana, en el que Aranjuez y la fiesta de los toros se enlazan a través del natural de un matador a un geométrico astado y a través de esos jarrones de piedras que han ido jalonando los principales jardines del Real Sitio y Villa.