Fiestas de Aranjuez - Año 1962.

"¡De orden del señor alcalde ... !"
Aquellas Fiestas de Feria eran anunciadas a bombo y platillo por el alcalde del Real Sitio, don Manuel García Moreno, a través de un bando de esos que en tiempos se pregonaban en las plazas y que arrancaban con un sonoro «¡ De orden del señor alcalde … !»
En aquella feria de 1962, las Damas de la Caridad colocarían su tómbola benéfica en la Avenida de José Antonio (calle que hoy solo honra al Santo) y tanto la población como el recinto ferial estarían iluminados con un alumbrado «artístico y esplendoroso». La fiesta se prolongaría entre el 1 y el 9 de septiembre, siendo claves los días 4, 5 y 6, como siempre se encargaron de recordar nuestros mayores. Los actos en honor de la Patrona del Real Sitio, Nuestra Señora de las Angustias, también tendrían espacio destacado en aquel programa de fiestas.



En 1962, los Beatles estaban a punto de lanzar su primer sencillo y en Roma preparaban con ahínco el Concilio Vaticano II, de la mano de quien se convertiría en el Papa Juan XXIII.
En septiembre de ese año, en Aranjuez los ribereños sofocaban los últimos latigazos del verano con refrescantes chapuzones en los caces y acequias que dan vida al Real Sitio. Una bella estampa del Jardín del Parterre ilustraba la portada del programa de mano editado por el Ayuntamiento de Aranjuez para dar a conocer el calendario de actividades diseñado para ofrecer a ribereños y visitantes «unos días de grato descanso en los trabajos cotidianos». Verbenas, toros e hípica para la «expansión y los felices regocijos».


"¡El éxito bomba del año!"
Los más veteranos del lugar recordarán con especial cariño las galas que cada año se organizaban por fiestas en el Gran Teatro Maestro Guerrero.
El 4 de septiembre de 1962, en dos sesiones, el teatro que regentara durante décadas la familia lnhiesta programaba un «¡acontecimiento artístico!», «¡el éxito bomba del año!», propio de aquellos tiempos: las mejores vedette del panorama acompañaban a Pepe Bárcenas y a Rubén García en El Conde de Manzanares. La obra se había estrenado en el Teatro Martín de Madrid. «El público admiraba, entusiasmado, todo: libro, música, interpretación y un lujo fantástico»
(ABC, 27 de marzo de 1962)