Cuando el Tajo era un río bravo.
El río Tajo, hasta los años cincuenta del pasado siglo, como cualquier otro río de clima mediterráneo, era un río muy bravo. Su caudal disminuía en verano y registraba fuertes crecidas en épocas de lluvias, especialmente si estas eran precedidas de nieve abundante. Estas fuertes crecidas tenían sin duda un componente destructivo de repercusión socioeconómica, especialmente donde no se había respetado el espacio natural del río, invadiéndolo con infraestructuras, construcciones o usos del suelo. Pero también debemos de tener en cuenta que la excelente calidad agronómica de los suelos de la huerta ribereña se debe a estas avenidas cíclicas.
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