El Palacio Real de Aranjuez.
La Orden de Santiago ya estaba establecida en estos terrenos desde la de la Reconquista y es a finales de la Edad Media, entre 1387 y 1409, cuando la Orden construye aquí su Casa Maestral en el solar donde actualmente se encuentra el Palacio.
Del mismo período datan las primeras obras hidráulicas sobre el Tajo con el fin de asegurar el riego a las tierras de labor. Dado que la Casa Maestral tenía un uso de recreo no se descarta la la existencia de algún jardín en las inmediaciones, con lo que ya podemos vislumbrar un esquema del Aranjuez real que tendría que llegar. La Casa Maestral, comunicada con la parte del Palacio hecha por Felipe II se mantuvo hasta el siglo XVIII, siendo demolida cuando Felipe V retomó las obras para terminar el Palacio.
La política de sujeción de las órdenes militares convierte a los Reyes Católicos en administradores vitalicios de las mismas, entre ellas la de Santiago y que ostentaba la posesión de Aranjuez. Los Reyes Católicos en sus estancias en Aranjuez se alojaban en la Casa Maestral.
La bula pontificia dada por Adriano VI en 1523 bajo el reinado de Carlos I, agrega a perpetuidad la Orden de Santiago a la Corona de Castilla quedando así Aranjuez vinculado a perpetuidad a la Casa Real Española. En 1534 el Emperador crea el Real Bosque y Casa de Aranjuez. En 1543 compra los terrenos limítrofes y ordena la creación de plantíos en estos. «Se ordena que en el Soto de Siruela se planten nísperos entre los espinos; en el Orzagal, Matalonguilla e Isla de la Huerta se deben plantar sauces, mimbreras, chopos y otros árboles silvestres que sean apropiados. Se establece que las moreras que están en la Huerta se trasplanten…»
La boda entre María, hija del Emperador, y su primo Maximiliano, Rey de Bohemia celebrada en Aranjuez en 1548. Es una buena muestra de que ya existía aquí cierto ambiente cortesano.
La predilección de Felipe Il por Aranjuez hace que el Real Bosque y Casa de Aranjuez siga aumentando en extensión y que se lleven a cabo unas ambiciosas infraestructuras hidráulicas: presas, canales, acequias… que permitiría el riego de las tierras de labor y jardines, así como alimentar los juegos de agua de las fuentes. Aranjuez se convierte en un prodigioso vergel de la mano de grandes ingenieros y arquitectos entre los que se contaban a Juan Bautista de Toledo y Juan de Herrera. La parte más ambiciosa de este plan de ingeniería era hacer navegable el Tajo hasta Lisboa, obra que como es evidente no pudo completarse.
Cuando Felipe II decide acometer la construcción del nuevo Palacio recurre a Juan Bautista de Toledo cuyo nombre ya estaba unido al proyecto del Monasterio del Escorial. La primeraa piedra del Palacio es colocada el primer día del año 1565 después de una solemne misa. Aunque para entonces ya se habían llevado a cabo bastantes actuaciones e incluso se había colocado parte de la cimentación.
Dado el interás de Felipe II en adelantar los trabajos, Juan Bautista de Toledo no dejó de asistir a la obra del Palacio de Aranjuez hasta su fallecimiento en 1567. A pesar de eso la no disponibilidad de recursos financiero retrasaron notablemente las obras en muchas ocasiones. La parte positiva de estos retrasos es que pudieron definirse detalles de acabado no resueltos en esos momentos. Estos fueron llevados a cabo por los aparejadores Gaspar de Landeras, para la cantería, y Domingo Sánchez y Gaspar Hernández, para la parte de albañilería. Bajo la dirección del italiano Gerónimo Gili, muy afín a Juan Bautista de Toledo.
Traza herreriana para la planta baja del Palacio de Aranjuez, incluida en la Descripción de las Casas del Rey de España por Juan Gómez de Mora, 1626. Roma, Biblioteca Apostólica Vaticana.
· 1 Capilla.
· 2 Escaleras de servicio.
· 3 Galería occidental.
· 4 Crujía interior.
· 5 Patinejo o patio pequeño.
· 6 Jardín del Rey.
· 7 Escalera principal de Felipe II.
· 8 Galería grande.
· 9 Escalera reservada del rey.
· 10 Galería abierta (planta baja) y Galería del rey (planta principal).
PLANTA PRINCIPAL
· 11 Sala.
· 12 Despacho del rey.
· 13 Cámara o dormitorio del rey.
· 14 Dormitorio de la reina.
· 15 Piezas del cuarto de la reina.
· 16 Escalera reservada.
La muerte de Juan Bautista de Toledo planteo un serio problema para el avance de las obras y Felipe II pone al frente de estas a Gerónimo Gili, deseo ya expresado por Juan Bautista de Toledo.
Gili tuvo muchos problemas con los aparejadores y el Rey incorpora a la obra a Juan de Herrera, que quedará pasado un tiempo como máximo y único responsable de la misma, aunque nuevamente la escasez de recursos económicos paraliza las obras entre 1584 y 1585. El Palacio inconcluso fue utilizado y reformado por los Austrias menores, especialmente por Felipe IV, pero no es hasta el siglo XVIII, con la Casa de Borbón, cuando se reinician las obras con intensidad.
En 1626, el arquitecto Juan Gómez de Mora en base a los planos originales de Juan Bautista de Toledo, propone nuevos usos y distribuciones. El proyecto original tenía jardines cerrados, con caminos de baldosas de cerámica y fuentes, de las que sólo conocemos que fue labrada en jaspe por Roque Solario para el jardín del Rey. Unas hornacinas con asientos, abiertas en los muros de cerramiento, posibilitaban el descanso en las posiciones más favorables con respecto al sol.
Felipe IV sustituyó los paseos de cerámica por andenes de piedra y cuadros de guijo, además envió, en 1622, una importante colección de esculturas desde el Alcázar de Madrid, para decorar el Palacio de Aranjuez, colocándose algunas de ellas en las hornacinas a la que nos referimos anteriormente del jardín del Rey. Concretamente, una docena de bustos en mármol de emperadores romanos -hoy en la Casa de Labrador- y se colocó, presidiendo desde el lado occidental del jardín, una escultura en mármol de Felipe II, firmada por Pompeo Leoni en 1568. En su pedestal se puso la siguiente inscripción: «El Rey Nuestro Señor Don Felipe IV mandó adornar este jardín con las estatuas que en él hay, siendo gobernador Don Francisco de Brizuela. Año de MDCXXIII». Por este motivo es frecuente desde entonces referirse a este jardín como «el de las estatuas».
Felipe V se interesa seriamente en la terminación del Palacio, e impulsa el proyecto de Aranjuez no sólo como Palacio y Jardín, sino como Real Sitio. En ese momento el Palacio era de aspecto modesto, pero cumplía su cometido de residencia estival. En 1715 encarga a Pedro Caro Idrogo, maestro mayor y aparejador de las obras reales del Palacio de Madrid, la continuación de las obras del Palacio en base a los planos originales y las modificaciones de Mora. En 1719 Idrogo ya había comenzado a la obra y esta requería el derribo previo de la Casa Maestral que hasta entonces había estado unida al Palacio de Felipe II, haciendo avanzar la construcción en la zona norte. Caro Idrogo fallece en 1732 y es sustituido por dos ingenieros militares franceses: Étienne Marchand y Léandre Bachelieu. Marchand muere al poco de su llegada pero Bachelieu adelantó mucho la obra y en 1739 termina la fachada principal.
A la etapa de los ingenieros franceses sucede la de los italianos, entrando primero Giacomo Bonavía y posteriormente Francesco Sabatini, a quienes se debe el aspecto general y dominante del edificio, tanto interior como exteriormente. Bonavía entró como ayudante de Bachelieu y el 29 de septiembre de 1745 es nombrado director principal de las obras, cargo que conservará hasta su fallecimiento en 1759. La intervención de Bonavía en el Palacio tiene un gran alcance, los pagos a tallistas, adornistas y doradores, como Juan Arranz, Matías Pérez, Manuel Corrales y Próspero de Mórtola, entre otros, evidencian la finalización de la obra de amueblamiento y queda onstancia de que en los meses de noviembre y diciembre se hacían los últimos trabajos en el Gabinete de la Reina. En este Gabinete se inició un incendio que en la madrugada del 16 de junio de 1748 asoló el Palacio, que obligó a Bonavía a desempeñar una labor de reconstrucción muy importante.
Después de la muerte de Fernando VI en 1759, bajo el reinado de Carlos III, se lleva a cabo la campaña final del edificio. Carlos III por medio de una Real Orden expresa su de seo de que «al Palacio de este Sitio se añadiesen dos cuerpos de edificio a los ángulos de la principal hacia poniente, bajo los planos diseñados y dirección de Sabatini». Estos dos cuerpos darán lugar a la plaza de armas, haciendo que la orientación del Palacio apuntara a occidente, dirección contraria a la que se iba extendiendo la localidad. Las obras se llevaron a cabo a buen ritmo y como reflejan sendas inscripciones en las fachadas de la nueva plaza de armas esta ampliación se llevó a cabo entre 1772 y 1777 bajo el reinado de Carlos III.
Los Borbones del siglo XVIII llevaron a cabo reformas y adiciones en el Palacio y sus jardines circundantes principalmente bajo la dirección de Bonavía. Al mismo tiempo, nuevos jardineros franceses de la talla de Esteban Botelou transformaron los jardines. Es destacable la incorporación del Parterre, concebido como una composición plana, dominada por las broderies*, el gazon (césped) y con unos sencillos juegos de agua.
A día de hoy, las estancias con mayor interés se encuentran en la planta alta, siendo las más importantes los apartamentos de la Reina, que ocupan aproximadamente la mitad norte del Palacio y las del Rey situadas en la zona sur. El Anteoratorio y Oratorio se abren al patio central y son destacables las pinturas de Corrado Giaquinto, Francisco Bayeu y Mariano Salvador Maella.
El Salón del Trono se sitúa en la crujía norte con tres balcones que dan al jardín de la Isla, su ambiente y mobiliario son de la época de Isabel II. La pintura de su bóveda es obra de Vicente Camarón (1851) y está amueblada con consolas y espejos típicamente isabelinos. Entre el Salón del Trono y la Saleta de Porcelana se encuentra el Despacho o Cámara Oficial de la Reina, reservada para recibir a la más alta nobleza y jerarquía civil y religiosa. Cuenta con una excelente sillería neoclásica, de la época de Carlos IV en caoba y limoncillo con incrustaciones de ébano, cuyo diseño se ha atribuido a Dougourc. La decoración de la bóveda es obra de Maella.
La Saleta o Gabinete de Porcelana es la obra más singular del Palacio y ejemplifica el interés por lo oriental del siglo XVIII. Se realizó en la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro de Madrid. A continuación, Carlos III encargó la Sala de Porcelana del Palacio Real de Madrid.
El Dormitorio y el Tocador de la Reina tienen balcones que dan al Parterre. El Dormitorio conserva el mobiliario que la ciudad de Barcelona regaló a la Reina con motivo de sus esponsales con Francisco de Asís de Borbón. El Tocador, con un ambiente más desenfadado, muestra una representación de las Cuatro Estaciones obra de Vicente Camarón.
Otras estacias de interés son el Antedespacho del Rey, el Salón de los Espejos o Salón de vestirse. Especial interés tiene el Gabinete árabe o Salón de fumar, junto al Dormitorio Real.
Aunque el Rey y la Reina tenían sus oratorios privados, no disponían de una capilla pública. A tal fin se concibió una Capilla de aires clasicistas en el brazo sur de la ampliación de Sabatini, con acceso desde el exterior. Fue consagrada en 1799 y muestra una magnífica cúpula pintada por Francisco Bayeu, un altar nayor con una inmaculada de de maella y un grupo escultura obra del francés Robert Michel.
Galería
(*) Una broderie es un jardín ornamental hecho de setos de boj esquilados . Los motivos principales son coronas y correas , más raramente tienen forma de monogramas y figuras. Las formas ornamentales se rellenan con otros materiales (grava, arena, carbón, etc.). Esta técnica tiene la finalidad de que el jardín ornamental pueda ser admirado desde la distancia, como por ejemplo desde los balcones de las estancias del Rey y la Reina,